De la política a la práctica se traspapeló la ética.
Lo público se regala mientras lo privado se renta.
El marketing es la emoción que provoca una venta
y los partidos son empresas con kilos de cosmética.

Sobrevivo alejado de quienes niegan evidencias,
y hay vida fuera de la SGAE y su jurisprudencia;
el Congreso quedó para mostrar sus carencias,
como el broker que nunca gestionó la paciencia.

Los contratos de poder también han reconquistado
la capacidad de análisis del hombre moderno:
la Iglesia mide su riqueza por metros cuadrados
mientras las bibliotecas pagan canon al Gobierno.

Los que saben código necesitan tres renglones
y un smart contract que sustituya la firma del rey.
Unos ponen su talento a diseñar soluciones,
otros sólo saben prohibir mediante decreto ley.

Nos cambiaron el oro por papeles de colores
y desde entonces es deuda el dinero que véis.
El legado se lo están bebiendo cuatro señores,
el pueblo es soberano y le gobierna el opus dei.