Esta es la traducción y lectura del artículo publicado por el abogado Lance Rose, en el número de Febrero de 1993 de Boardwatch Magazine. El texto consiste en una explicación acerca de la obstrucción de la NSA y la justicia estadounidense para revelar información de dominio público sobre criptografía.

*La traducción ha sido realizada por Alfre Mancera, cualquier error o sugerencia, se agradece que me lo comuniques.

FRONTAL ATTACK ON PUZZLE PALACE

Lancce Rose, 1993.

Hay en marcha un ataque con financiación privada contra una agencia gubernamental poco conocida, la cuál se ha dedicado al control de la privacidad en este país. Si tiene éxito, podría empezar a revelar décadas de un control de información secreta tan efectivo que la mayoría de nosotros no hemos sido conscientes de su funcionamiento.

La agencia en cuestión es la Agencia de Seguridad Nacional o NSA. Fue establecida en 1952, por el presidente Harry Truman para monitorizar las transmisiones de señales, esto afectaría a la seguridad de los Estados Unidos. Desde ese tiempo, la NSA ha obstaculizado constantemente el uso público y el conocimiento de la criptografía, y por norma general ha regulado los límites de la privacidad en este país. Lo ha hecho con 40.000 empleados o más, y su financiación no se distigue fácilmente al inspeccionar las líneas del presupuesto de Congreso.

Aquellos que todavía no estén familiarizados con la NSA, podrían sorprenderse de la profundidad y alcance de su influencia. Por ejemplo, se rumorea que la NSA monitoriza mucha de la actividad de la telefonía digital en este país, aunque solo está autorizada para monitorizar transmisiones extranjeras.

La NSA también se encarga de regular la exportación de dispositivos criptográficos, los cuáles son considerados como “municiones” según las leyes de control de Exportaciones de Estados Unidos. Cualquier dispositivo o software destinado a la exportación y que utiliza técnicas de cifrado (las cuáles son incluidas normalmente para ayudar en la privacidad o seguridad de comunicaciones personales o profesionales, como por ejemplo en los teléfonos móviles) debe ser revisado por el Departamento de Estado, el cuál, por lo general, pasa la revisión a la NSA.

Estos procesos de revisión son tan lentos y meticulosos que ahogan casi todo el comercio internacional de dispositivos de cifrado efectivo desde los Estados Unidos. El efecto final de este proceso, como apuntó John Perry Barlow, de la Electronic Frontier Foundation, es la inhibición del desarrollo de dispositivos de criptografía fuerte, incluso dentro de los EE.UU, debidoa a que los fabricantes son reacios a hacer dos versiones diferentes de sus productos, uno para uso doméstico y otro para exportar. Conocidas y potentes técnicas de cifrado sujetas al control de exportación de la NSA incluyen dispositivos basados en el algoritmo DES o el algoritmo de clave pública RSA.

Además, la NSA está activamente involucrada, junto con grupos como el FBI y el Departamento de Justicia, en esfuerzos legislativos que están en marcha para mantener fuera del alcance público nuevas técnicas de criptografía y privacidad. El año pasado, la propuesta del Proyecto de la Ley 266 del Senado habría hecho ilegal el usar una técnica criptográfica a menos que el fabricante hubiera proporcionado al gobierno una puerta trasera que le permitiera fácilmente extraer el texto plano de cualquier mensaje cifrado mediante dicha técnica.

Aparentemente, el trabajo de descifrado que la NSA llevaba a cabo mediante fuerza bruta estaba gastando demasiado dinero de los contribuyentes (aunque lo hiciera con un presupuesto imposible de rastrear) por lo que todos tendríamos un descanso si el espionaje obligatorio del gobierno y las actividades de descifrado costaran un poco menos. Afortunadamente, este proyecto no se hizo Ley, en gran medida gracias a los esfuerzos de la Electronic Frontier Foundation.

La NSA y el FBI volvieron este año con una nueva variación, un proyecto de ley que exigía a todas las compañías telefónicas que establecieran estaciones especiales de escucha para que los agentes no tuvieran que desperdiciar dinero público resolviendo como pinchar esas líneas de fibra óptica sin ser detectados. Es irónico que frente a un estatuto federal, la Ley de la Privacidad de las Comunicaciones Electrónicas (ECPA) con fuertes obstáculos legales para desanimar a los funcionarios que buscan monitorizar actividades telefónicas privadas,estos mismos funcionarios quieren instalar facilidades que les den la capacidad práctica de interceptar teléfonos tan fácilmente como tú o yo podríamos abrir el grifo para llenar un vaso de agua.

Otra táctica de la NSA ha sido la eliminación masiva textos sobre criptografía de acceso público, clasificándols como documentos secretos del gobierno, ralentizando de nuevo la transmisión de conocimiento sobre criptografía, se ha obstaculizado de esta manera el desarrollo de métodos de cifrado útiles. La llegada de la Ley de Libertad de Información (FOIA) amenazó este regimen, con una serie de disposiciones para solicitar la desclasificación de documentos gubernamentales.

Sin embargo, la NSA, como muchas otras agencias federales, descubrió un antídoto efectivo para las peticiones de la FOIA: ignorar las peticiones, y cuando nos las podían ignorar más, hacían que la parte solicitante llevara a la NSA a la corte una y otra vez, en una escalada de procedimientos legales para forzar la producción de los documentos requeridos. Este proceso fue una carga para las partes solicitantes, y finalmente eliminó todos los intentos de sacar los documentos sobre criptografía del agujero negro de la NSA, excepto eso sí, aquellas solicitudes que estuvieron bien financiadas y bien dedicadas.

Esta conducta también era literalmente ilegal, porque involucraba el incumplimiento de los tiempos reglamentarios para respondes a la solicitud de documentos de la FOIA. La NSA apareció para no cumplir de forma deliberada con los límites de tiempo y básicamente reirse en la cara de quienes buscaban los documentos que estaban bajo su control.

Uno de los que se encontraron con el monumental talón de la NSA en este asunto fue John Gilmore. Gilmore lleva una empresa de software llamada Cygnus Support, fue unos de los fundadores de la Electronic Frontier Foundation, y es un portavoz y apasionado defensor de los derechos de la privacidad individual ante las usurpaciones modernas del estado. Gilmore y su abogado, Lee Tien, decidieron desafiar de frente ciertas prácticas de la NSA, específicamente las prácticas de la sobreclasificación de documentos en el área de la criptografía, así como la falta de voluntad de la NSA para liberar materiales criptográficos de dominio público independientemente de si los materiales realmente tenían actualmente valor estratégico militar que justificara su clasificación.

En Julio de 1992, Gilmore pidió, bajo el amparo de la FOIA, copias de los libros “Criptoanálisis Militar”, de Friedman, en sus volúmenes 3 y 4 (porque los volúmenes anteriores estaban ya desclasificados) y “Criptoanalítica Militar”, de Friedman y Callimahos, del volumen 3 en adelante (porque el número exacto de volúmenes no se conoce públicamente) Los libros de Friedman datan de la década de los años ‘30 y los de Callimahos, de los años ‘50, no era digamos, material de vanguardia. Para añadir un poco más de ironía al asunto, Friedman había siudo uno de los fundadores de la NSA. No sorprendió a nadie que la NSA no respondiera la petición de Gilmore para esos libros. Gilmore apeló la decisión administrativamente, pero una vez más, no pudo obtener los materiales que solicitaba, obligándole a tomar el siguiente paso: presentar una demanda contra la NSA en la Corte Federal en el Distrito Norte de California.

Aquí tenemos un ejemplo de una configuración administrativa propicia para el abuso, basada en el todo vale para la NSA. En una acción judicial ordinaria, una parte que no responde en el tiempo marcado por ley, puede perder el caso por defecto. Sin embargo, aquí la NSA no perdió nada por no responder los requerimientos amparados por la FOIA. De hecho, obtuvo una ventaja, lo que obligó a Gilmore a poner más energía y recursos primero, en hacer una apelación administrativa sin sentido, y luego, finalmente, a empezar una acción judicial federal desde cero. Un tiempo después de comenzar el procedimiento indicado en la ley, Gilmore localizó los volúmenes de Friedman de los años ‘30 en un par de repositorios públicos de California.

Sorprendentemente, cuando la NSA descubrió que tenía los libros, le dijeron que los libros estaban clasificados o deberían ser clasificados, y lo amenazaron con una demanda criminal si él se atrevía a enseñar los libros a cualquier persona más. Este hecho recibió algo de atención de la prensa en el S.F Examiner, y en otros lugares, para gran disgusto de la NSA. La NSA no solo estaba recibiendo publicidad, algo que evitaban, sino que parecía que la NSA estaba intentando enterrar materiales antiguos completamente accesibles al público, y amenazando con encarcelar a alguien que se atreviera a afirmar que el público tenía derecho al acceso a tales materiales. Sin embargo, esta atención de los medios tuvo un efecto saludable en las acciones de la NSA. Recientemente han desclasificado los viejos volúmenes de Friedman, haciéndolos perfectamente legales para que Gilmore pueda distribuirlos. Punto a favor de los libertarios. La NSA ha comenzado su retroceso.

El caso de Gilmore contra la NSA todavía está en trámite para alcanzar el propósito de obtener los volúmenes restantes de “Criptoanalítica Militar”, así como un reclamo judicial de “Patrón de Práctica” contra la NSA. Este último reclamo judicial es particularmente importante. Como se describió anteriormente, la NSA se demoró en la respuesta de las solicitudes bajo la ley FOIA, superando en el proceso a todos los solicitantes, excepto los más decididos. Pero en el momento que un alma fuerte y robusta pueda acercar su caso a una decisión judicial, como hizo Gilmore denunciando el silencio de la NSA, esta agencia puede cambiar de opinión en el último momento y decir: “tome, aquí tiene los materiales que solicitó”. Entonces, el caso sería oficialmente discutible porque la solicitud fue atendida y no habría ninguna decisión judicial que indicara que la NSA participa en actividades de obstruccióin y dilatorias. Este lamentable resultado puede ser evitado reclamando que la NSA incurre en un “patrón de práctica” con el fin de obstruir y retrasar las solicitudes sobre materiales criptográficos amparadas por la ley.

Si Gilmore y su abogado Lee Tien, acaban teniendo éxito con eso, podrían acabar con un gran parte del muro de oscuridad de la NSA. Y a la vista de los acontecimientos, ellos tienen un arduo trabajo por delante.